Las Recaídas y la Naturaleza Humana


Las Recaídas y la Naturaleza Humana. Por William D. Silkworth, M.D.

El misterio de las recaídas no es tan profundo como pueda parecer. A pesar de que pueda parecer extraño que un alcohólico que se ha restaurado a un lugar digno entre sus semejantes, y esté sin beber desde hace años, de repente decide  tirar por la borda toda su felicidad y encontrarse  en peligro mortal de ahogarse en el licor,  a menudo la razón es muy simple.

El Dr. Silkworth trató a más de 10.000 alcohólicos. El Dr. William Duncan Silkworth, M.D., (1873-1951). Uno de los pilares en la comprensión del alcoholismo, y de los fundamentos médicos en los comienzos de Alcohólicos Anónimos. Sentía una gran empatía por los alcohólicos.

Las personas tienden a decir: “Hay algo peculiar en los alcohólicos. Pueden parecer estar bien, pero en cualquier momento pueden volver a sus viejas costumbres. Nunca se puede estar seguro. “Esto es en gran tontería. El alcohólico es un enfermo. Bajo la técnica de Alcohólicos Anónimos  se recupera, es decir, su enfermedad se detiene. No hay nada impredecible en él más de lo que haya en una persona que haya detenido la diabetes.

Vamos a aclarar esto de una vez por todas. Los alcohólicos son seres humanos igual que otros seres humanos – entonces podemos resguardarnos de forma inteligente contra la mayoría de las recaídas. Tanto en los círculos profesionales como los no profesionales, hay una tendencia a etiquetar todo lo que un alcohólico puede hacer como "el comportamiento de alcohólico." La verdad es que es simplemente la naturaleza humana. Es muy erróneo considerar que muchos de los rasgos de personalidad observada en los adictos al licor son algo peculiar del alcohólico. Caprichos emocionales y mentales son clasificados como síntomas de alcoholismo por el mero hecho de que  alcohólicos los tienen, sin embargo, estas mismas peculiaridades se encuentran entre los no–alcohólicos también. En realidad son los síntomas de la humanidad; GENTE CORRIENTE. Por supuesto, el propio alcohólico tiende a pensar de sí mismo como una persona diferente, alguien especial, con tendencias únicas y reacciones únicas. Muchos psiquiatras, médicos, terapeutas tienden a la misma idea en sus análisis y en  el tratamiento de alcohólicos. A veces convierten en  un complicado misterio  una condición que se encuentra en todos los seres humanos, ya sea que  beban whisky o suero de leche.

Para estar seguro, el alcoholismo, como cualquier otra enfermedad, se manifieste con algunas características únicas. Tiene una serie de desconcertantes peculiaridades que difieren de todas las demás enfermedades. Al mismo tiempo, muchos de los síntomas y gran parte del comportamiento de alcoholismo son paralelos estrechamente a otras enfermedades. El  “resbalón” del alcohólico, como se le conoce en Alcohólicos Anónimos a las recaídas, proporciona un ejemplo perfecto de cómo la naturaleza humana puede ser confundida con la conducta alcohólica.

Nadie queda sorprendido por el hecho de las recaídas no son algo infrecuente en los pacientes de tuberculosis. Pero en realidad son un hecho sorprendente. La causa es a menudo la misma causa que guía a los “resbalones” del alcohólico. Ocurren de la siguiente manera: Cuando un paciente de tuberculosis se recupera lo suficiente como para ser dado de alta del hospital sanatorio, el doctor le da unas indicaciones a seguir para su cuidado cuando él esté en casa. Debe irse a la cama, digamos, a las ocho en punto. Tiene que beber leche en abundancia, No debe fumar. Debe de obedecer unas estrictas normas. Durante unos pocos meses, quizás varios años, el paciente sigue las indicaciones. Pero a medida que se encuentra fuerte y bastante recuperado, se vuelve relajado. Puede venir una noche en la que decida que se ira a la cama a las diez. Cuando hace esto. No pasa nada. El siguiente día se siente bien, y lo vuelve a hacer. Pronto está despreocupado de las indicaciones que se le dio cuando salió del sanatorio, y finalmente tendrá una recaída.

La misma tragedia se puede ver en los casos de enfermedades cardíacas. Después de un ataque al corazón, el paciente es puesto en un estricto calendario de descanso. Asustado, naturalmente sigue las indicaciones obedientemente por un largo periodo de tiempo. El, también, se va a la cama temprano, evita ejercicio tales como subir escaleras, deja el tabaco y sigue una vida espartana. Finalmente, vendrá un día después de que se haya estado sintiendo bien por meses, o quizás años, se le ha olvidado el susto. Si el elevador esta fuera de servicio, sube andando las escaleras. O decide ir a una fiesta, y solo fumarse un cigarrillo, o quizás tomar una copa, o dos. Si no le ocurre nada serio después de que se haya salido de su rigoroso calendario, entonces puede que lo intente otra vez, hasta que tenga una recaída.

En ambos casos, los cardíacos y los tuberculosos, lo actos que guiaron a la recaída vinieron precedidos de un pensamiento erróneo. El paciente en cada caso racionalizó sobre el peligro de su propia realidad. Deliberadamente se escapó de su propio conocimiento del hecho de que era víctima de una muy seria enfermedad. Se volvió supe confiado. Decidió que no tenía que seguir las indicaciones.

Ahora eso es precisamente lo que le ocurre al alcohólico, el que ha detenido la enfermedad, o el alcohólico que en A.A. ha tenido un “resbalón” Obviamente decide de nuevo tomar un trago algún tiempo antes de que de hecho se lo tome. Empieza a tener el pensamiento erróneo antes de que de hecho se embarque en el curso que le guiará al “resbalón “

No hay más razón para culpar del “resbalón” al comportamiento alcohólico que la que hay de culpar al comportamiento tuberculoso en el caso de la recaída de tuberculosis o al comportamiento cardíaco en el caso de un segundo ataque al corazón.

El “resbalón” alcohólico no es un síntoma de una condición psicótica.  No hay nada de  “chiflado” en ello. El paciente no siguió las indicaciones. Y eso es naturaleza humana!!! Es la vida!!! Siempre está ocurriendo, no solo entre los alcohólicos, sino entre todo tipo de personas. La prevención es sencilla. El paciente debe tener completo conocimiento de su condición, tener en cuenta los hechos de su caso y la naturaleza de su enfermedad, y seguir las indicaciones.

Para el alcohólico, A.A. ofrece una dirección. Un factor vital, o ingrediente, de la prevención, especialmente para el alcohólico, son las emociones sostenidas. El alcohólico que aprende algo de la técnica de A.A. o de la mecánica de A.A, pero olvida la filosofía o el espíritu, puede aburrirse de seguir las indicaciones – no porque sea alcohólico, sino porque es humano-. Las normas y regulaciones irritan casi a cualquiera, porque son prohibitivas, restringen, son negativas. La filosofía de A.A. sin embargo, es positiva y provee emociones sostenidas–un sostenido deseo de seguir voluntariamente las direcciones.

En cualquier caso, la psicología del alcohólico no es tan diferente como algunos tratan de hacerla. Quizás el alcohólico tenga problemas peculiares para ellos, en eso se ha puesto a la defensiva y en consecuencia ha desarrollado frustración nerviosa. Pero en muchas situaciones no hay razón para habar de una “mente alcohólica “, más de la que hay para hablar de una “mente cardíaca” o “mente tuberculosa”.

Creo que ayudaremos más al alcohólico si podemos primeramente reconocer que él es antes de nada un ser humano, afligido por la naturaleza humana.

Reproducido de Grapevine con permiso de A.A. World Services Inc.  Referenciado en desdeakron.blogspot.com.

1 comentario:

  1. No somos especiales (bordados a mano) . Un humano más, con la enfermedad del.alcoholismo

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