lunes, 30 de marzo de 2020

Regreso a lo fundamental. Por el Dr. Bob

Regreso a lo fundamental
Por el Dr. Bob

Es gratificante sentir que uno pertenece y tiene una parte personal definitiva en el trabajo de una organización en desarrollo y espiritualmente próspera para la liberación de la humanidad alcohólica de un aprisionamiento mortal. Para mí, existe doble gratificación al darme cuenta de que, hace más de trece años, una Providencia divina que sabe todo, cuyos caminos deben ser siempre misteriosos para nuestras limitadas comprensiones, me llevó a «ver clara mi tarea» y contribuir con decente humildad, como han contribuido tantos otros, con mi parte, guiando los primeros trémulos pasos de la entonces infantil organización: Alcohólicos Anónimos.

El día de hoy es conveniente recrearnos en algo de retrospección referente a ciertos fundamentos. Mucho se ha escrito, mucho se ha dicho acerca de los Doce Pasos de AA. Estos principios de nuestra práctica y fe no se concretizaron de un día para otro ni luego se les ofrecieron a nuestros miembros como un credo oportunista. Nacidos de nuestros primeros intentos y muchas tribulaciones, ellos fueron y son el resultado del deseo humilde y sincero, buscando, por medio de la oración, la guía divina.

Tal como finalmente se expresaron y se ofrecieron, son simples en lenguaje, claros en su significado. También pueden ser trabajados por cualquier persona que tenga un deseo sincero de obtener y mantener la sobriedad. Los resultados son la prueba. Su simplicidad y forma práctica son tales que nunca han necesitado de interpretaciones especiales ni mucho menos de restricciones. Y cada vez se ha vuelto más claro que la calidad de la armonía en la vida que obtenemos es directamente proporcional a la seriedad con que intentamos seguirlos, literalmente, bajo guía divina dentro de lo mejor de nuestras capacidades.

Todavía no necesitamos contraseñas en AA. No nos une ninguna doctrina teológica. Ninguno de nosotros puede ser excomulgado ni lanzado a las oscuridades externas porque tenemos muchas mentes dentro de nuestra organización y unos estatutos de AA, sin frases como: «No harás...», que, desde luego, nos derramarían la bilis.

Echemos una mirada a nuestras Doce Tradiciones. No son expresiones casuales, basadas solamente en observaciones ligeras, por el contrario, ellas representan la suma de nuestra experiencia como individuos, como grupos, dentro de AA y similarmente con nuestros compañeros y otras organizaciones dentro de la gran fraternidad humana, protegida por Dios a través del mundo. Todas ellas son sugeridas; sin embargo, el espíritu con el que fueron concebidas amerita nuestra seria y devota consideración para que las tomemos como una guía para el individuo, el grupo y nuestros diferentes comités, locales y nacionales.

Hemos considerado también como una política sabia no idealizar a los individuos. Obviamente esto es sano. La mayoría de nosotros estará de acuerdo que cuando llegamos a la hora decisiva de admitir nuestros errores y rendir nuestras vidas y voluntades a Dios todopoderoso, tal como Lo concebimos, todavía teníamos escondidas algunas ideas, justificaciones y excusas personales. Teníamos que deshacernos de ellas, pero el ego del alcohólico no es fácil de destruir. Muchos de nosotros, debido a nuestra actividad, hemos recibido alabanzas no solamente de nuestros compañeros AA, sino de todo el mundo.
Seríamos realmente desagradecidos si fuésemos groseros cuando eso pasara; aun así, nos es tan fácil, probablemente de manera privada, llegar a ser vanidosos acerca de todo esto. Sin embargo, el acomodarnos y ajustarnos una aureola no debe ser para nosotros.
Todos hemos visto al compañero recién llegado que mantiene su sobriedad algún tiempo, principalmente debido al apadrinamiento. Luego, probablemente el padrino se emborracha, y ya sabemos lo que suele suceder. Sin un sostén humano, el nuevo compañero también se emborracha. Él ha estado ensalzando al individuo en lugar de seguir el programa.
Ciertamente necesitamos líderes, pero debemos considerarlos como los agentes humanos del Poder superior y no admirarlos inmerecidamente como individuos. En esto no podemos dejar de enfatizar los pasos Cuarto y Décimo: «Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos». «Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente». Ahí se encuentra el antídoto perfecto para el envenenamiento por aureola de santo.
Así es que el anonimato, si tuviéramos una bandera, esa palabra sería nuestro símbolo, como la rendición que el ego del individuo debe sufrir. Meditemos y grabemos en nuestra mente todo su significado y de esta manera aprendamos a mantenernos humildes, sencillos, siempre conscientes de que estamos eternamente bajo dirección divina.
Alcohólicos Anónimos se originó alrededor de una mesa de cocina en sus primeros días. Muchos de los grupos pioneros y algunas de nuestras más productivas reuniones y mejores planes han nacido alrededor de ese mueble modesto, con la cafetera disponible en la estufa.
Cierto, hemos progresado materialmente a mejores muebles y ambientes más cómodos. Sin embargo, la mesa de la cocina siempre nos debe satisfacer. Es el símbolo perfecto de la sencillez. En aa no tenemos gentes muy importantes ni tampoco los necesitamos. Nuestra organización no necesita ni grandes títulos ni edificios impresionantes. Así está planeada. Nos habla la experiencia cuando decimos que la sencillez es básica para conservar nuestra sobriedad personal y para ayudarle a aquellos que lo necesitan.
Nos hace mucho más provecho comprender y practicar cabalmente el significado de «tu seguro servidor», que hacerle caso a algo como: «Con 60 000 miembros, ustedes deberían tener una central administrativa de 60 pisos en Nueva York, con muchos especialistas para ayudarles a dirigir sus asuntos». No necesitamos esto para nada, y que Dios nos conceda el que aa se mantenga simple para siempre.
A través de los años, hemos probado y desarrollado técnicas apropiadas a nuestro propósito. Son completamente flexibles. Todos hemos visto y conocido milagros: la recuperación de individuos destrozados, la reconstrucción de hogares deshechos. Y cada vez ha sido el trabajo de Paso Doce, personal y constructivo, con una fe que siempre mira hacia arriba, la que ha hecho esto posible.
En una organización tan grande como la nuestra, es natural que hayamos tenido nuestra cuota de aquellos que no logran cumplir con ciertos mínimos y obvios niveles de conducta. Entre ellos se incluyen los que intrigan para obtener ganancias personales, estafadores insignificantes, ladrones de diferentes tipos y otros seres humanos defectuosos. Su número ha sido relativamente pequeño, mucho menor al de muchas religiones y organizaciones de mejoramiento social. Sin embargo, esto ha sido un problema y no ha sido fácil. Han hecho que muchos AA dejen de pensar y trabajar constructivamente durante un tiempo.
No podemos olvidar sus acciones; sin embargo, debemos conceder que después de haber actuado con cautela y precaución normales al tratar con este tipo de casos, los podemos dejar con tranquilidad en las manos de ese Poder superior. Déjenme reiterar que nosotros, los AA, somos muchos hombres y mujeres que pensamos de muchas maneras. Sería bueno para nosotros concentrarnos en la meta de nuestra sobriedad personal y trabajo activo. Nosotros, como humanos y alcohólicos, al hacer un inventario moral estricto, debemos confesar, al menos en una pequeña cantidad, nuestro instinto de ser deshonesto. Difícilmente podemos atribuirnos los papeles de jueces y verdugos.

¡Trece años! ¡El haber sido parte de ello desde el comienzo, ha sido verdaderamente gratificante!

Publicado en Plenitud aa, número 71, octubre de 1994, páginas 54-55; Plenitud aa, número 133, (ca) febrero de 2005, páginas 22-25. 

domingo, 29 de marzo de 2020

Si nos sentimos agobiados, busquemos un momento para meditar...

Si las circunstancias nos abruman, busquemos un momento de silencio interior, apartémonos por un momento de las noticias y el ruido cotidiano.

Vayamos a lo que sabemos nos hace bien.

Va de nuevo un momento de reflexión en texto y audio.

Gracias a Lucy por sus aportaciones.

Para acceder el Texto Oración y Meditación (clic aquí)

Para acceder al Audio Oración y Meditación (clic aquí)




Podremos enfrentarnos al drama de la vida con la práctica del programa...

Ahora vamos a considerar la cuestión más importante: ¿cómo practicar estos principios en todos nuestros asuntos? ¿Podemos amar en su totalidad esta forma de vivir con el mismo fervor con el que amamos esa pequeña parte que descubrimos al tratar de ayudar a otros alcohólicos a lograr la sobriedad? ¿Podemos llevar a nuestras desordenadas vidas familiares el mismo espíritu de amor y tolerancia que llevamos a nuestro grupo de A.A.? ¿Podemos tener en estas personas, contagiadas y a veces desquiciadas por nuestra enfermedad, la misma confianza y fe que tenemos en nuestros padrinos? ¿Podemos realmente llevar el espíritu de A.A. a nuestro trabajo diario? ¿Podemos cumplir con nuestras recién reconocidas responsabilidades ante el mundo en general? Y, ¿podemos dedicarnos a la religión que hemos escogido con una nueva resolución de devoción? ¿Podemos encontrar una nueva alegría de vivir al tratar de hacer algo respecto a todas estas cosas?.
Además, ¿cómo vamos a enfrentarnos con los aparentes fracasos o éxitos? ¿Podemos ahora aceptar y ajustarnos a cualquiera de ellos sin desesperación ni arrogancia? ¿Podemos aceptar la pobreza, la enfermedad, la soledad y la aflicción con valor y serenidad? ¿Podemos contentarnos, sin vacilar, con las satisfacciones más humildes, pero a veces más diarias, cuando nos vemos privados de los logros más brillantes y espectaculares?
La respuesta de A.A. a todas estas preguntas acerca de la vida es "Sí, todas estas cosas son posible".

Los Doce Pasos y Las Doce Tradiciones
Alcohólicos Anónimos

miércoles, 25 de marzo de 2020

La personalidad del alcohólico...

LA PERSONALIDAD DEL ALCOHÓLICO
EXTRACTO
Artículo del Dr. Eduado Habach, tomado de la sección CRITERIOS PROFESIONALES, en la Revista Plenitud AA, México, 2003 (aproximación psicológica realizada con todo respeto)

El mundo del alcohólico es un mundo difícil de captar, y mucho más difícil aún de comprender o de explicar, es muy complicado que una persona no alcohólica sea capaz de captarlo, como podría hacerlo un alcohólico frente a otro, en ese espejo, en ese sincero y auténtico enfrentamiento de dos semejantes.

El del alcohólico es un mundo de contradicción y de conflicto, un mundo donde se encuentra siempre lo blanco con lo negro, lo tierno y lo cruel, lo claro y lo difícil.

Los alcohólicos son personas sobresalientes, pero siempre piensan que no valen para nada, aunque no lo digan de esta manera, aunque en algunos momentos cuenten las cosas más bellas de sí mismos, son ellos los únicos que no se han convencido de lo que realmente valen. Capaces de erigirse como grandes personas, aún los más orgullosos dudan siempre de lo que quieren parecer, pedantes y presumidos, algunos hablan y exageran hasta el delirio sus hazañas y grandezas, o se identifican con las de otras gentes, aunque en su interior sean incapaces de reconocer sus propios valores.

Todos los alcohólicos son inteligentes, aunque no todos sean igualmente inteligentes, se puede afirmar que ninguno de ellos es capaz de reconocer su inteligencia,  ni sus propios valores para evolucionar apoyándose en ellos.

Los alcohólicos son personas que desconfían de lo que son y de lo que valen, son hombres penosos y exhibicionistas, el alcohólico quiere mostrarse y siente vergüenza al hacerlo; son personas llenas de vacío, es como una vida que no tiene principio, donde nada se retiene, nada es propio, nada se queda, es un eterno, torturante e infinito vacío, es un profundo vacío de sí mismo, es un profundo vacío de afecto, es un profundo vacío de identidad, es un profundo vacío de la realidad, del mundo y de cualquiera que esté a su lado.

Son seres llenos de vacío, son hombres llenos, pero llenos de vacío; vacío porque es incapaz de poseer o de poseerse, porque son ansiosos y hambrientos, siempre insatisfechos, como un algo que no tiene principio ni final, vacío de reconocimiento, vacío de alguien, vacío de sí; y llenos de vacío viven tratando de llenarlo en forma ansiosa y compulsiva, sin medida, con la ilusión, con el alcohol.

Ansía hasta la obsesión lo bello y lo sensual, se excita por los ojos, repite sin cansancio una canción, anhela una caricia y un abrazo, en el fondo detesta su fealdad, porque no se gusta por más arreglado y perfumado que esté; detesta que puedan notar sus defectos  y en su narcicismo se rechaza a sí mismo, envidia y cela la belleza de otros y eso provoca que el alcohólico, en sus manifestaciones como tal cuando está ebrio, sea un hombre al que no le importe desnudar su propia repulsión, mostrándose desagradable, con una apariencia desordenada, después de haberla cuidado tanto; todo esto como una actitud evidente de desprecio por su cuerpo, por su ropa, por lo hermoso, por lo agradable, que hace de su apariencia algo realmente repugnante.

Se reconocen dos caras entre los alcohólicos,  el alcohólico de cara blanda y el alcohólico de cara dura, unos de rostro suave y otros de rostro poco gentil, unos muy dulces y otros irritables, unos de líneas amables y otros de rictus amargados, los de la expresión suave y los de la expresión tiránica; pero detrás de esa caras amables o duras, solo hay un tipo de personas, personas blandas, no son personas duras, detrás de esas fachadas, se encuentras siempre un carácter blando, incapaz de ser duro, ni de ser fuerte, son gente manejable de conducta blanda, o gente tiránica de conducta endeble; detrás de su apariencia cualquiera que fuera, siempre hay un hombre que no se siente fuerte, que no se para en firme, que no se apoya en sí mismo, porque desconoce el valor.

Los alcohólicos son personas solas, aunque no estén solas, y aunque no lo quieran reconocer son tristes, muy tristes; en el historial de sus vidas hay muchas cosas amargas, son personas aisladas y solitarias, incapaces de establecer una relación o un vínculo de acercamiento lo suficientemente verdadero y fuerte para romper el aislamiento en el que vive.

Aunque no digan que están tristes, beben precisamente para escapar de la tristeza, beben para buscar esos momentos iniciales de la euforia del alcohol, que poco después que la logran se esfuma; y entonces se descorre la cortina y aparece su sensibilidad exacerbada, esa emotividad herida y extremada que da paso al desfile del sentimentalismo, de las historias trágicas, del dramatismo de sus historias tristes, hasta la anestesia y el sueño.

Las historias del alcohólico son historias que expresan compasión, historias que buscan compasión, historias que inspiran compasión.

El alcohólico es sin duda un hombre triste, no importa la careta detrás de la cual se enmascare,  no importa la caricatura y la burla de la que es fuente y objeto; son soñadores diurnos que padecen el insomnio de la nostalgia, de día viven envueltos en la fantasía de proyectos, de sus sueños, de sus recuerdos e imágenes, de noche no pueden dormir, son presos de la nostalgia, de la melancolía, de la soledad y el abandono, del abatimiento y el despego de sí mismos, de la culpa y del tedio.

Aunque en la noche se esconde ese paraíso que buscan como peregrinos y autómatas, despiertan siempre con la claridad del día, de frente al miedo; miedo a la realidad, miedo a la lucha, miedo a la competencia, miedo a la decisión, miedo a la vida; porque el alcohólico le teme a la vida que es aparentemente demasiado real para su mundo interno demasiado débil, le teme a la angustia; tolera muy bien el alcohol pero es incapaz de tolerar la vida.

El alcohólico sufre como nadie y vive huyendo todo el tiempo de su sufrimiento, busca obsesivamente el placer, pero se frustra y se destruye en su inútil búsqueda, el mundo es tan extraño para el alcohólico, como él es extraño para el mundo.

Los alcohólicos son personas muy desconectadas de la realidad, son personas amantes de la irrealidad, son enfermos del ensueño y de la fantasía, que no se reconocen como enfermos, son viajeros de las brumas, jinetes en caballos de madera, héroes de papel, maestros de ilusiones, evadidos del mundo, abogados de las excusas, fantasmas del triunfo, esa es su verdad.

Son extraños en el mundo, porque el mundo también es algo extraño para ellos. El del alcohólico es un drama espiritual, es una persona que vive en conflicto con su propia identidad, nunca sabe quién es, y no sólo en el momento de perder la conciencia, sino cuando está más consiente, siente que es como dos personas, o quizá más de dos personas, no se identifica consigo mismo, no sabe qué es lo que es, ni sabe qué es lo que quiere, va y viene, empieza y abandona, se propone y olvida.

A los alcohólicos se les reconoce fácilmente, pero ellos no se reconocen, son personas que viven crucificadas en el dilema de su identidad, que viven atravesados siempre por una duda y un conflicto en el que no terminan nunca por saber qué son, o no son lo que quieren ser, o no son quieren ser lo que son; persiguen el amor, pero quedan siempre insatisfechos, sueñan con el amor, pero su abrazo es frío como la reja detrás de la cual se mantienen encerrados, porque el alcohólico es como una fruta de pulpa jugosa pero forrada por una corteza áspera y seca, que los hace sentirse siempre aislados del afecto e incapaces de expresarlo.

Los alcohólicos son seres que necesitan desesperadamente el amor, pero que no son capaces de amarse ni siquiera a ellos mismos; aun cuando no pueden expresar la ternura, cuando se emborrachan pretenden desinhibirse y liberar esa posibilidad, pero no con su pareja, sino con su compañero de alcohol, porque cuando ya ebrio llega junto a ella, la ternura se ha transformado en desprecio, en rebeldía, indiferencia, agresividad y violencia; anhela el regazo materno y busca la calidez de la madre, sin embargo, aun siendo materno dependiente el alcohólico resulta un despechado y un tiránico, se atormenta a sí mismo y atormenta a su madre, le reprocha, la incrimina y la ofende, es ella el ser a quien más ama y a quien más odia, es al que más necesita y el que más le estorba, el alcohólico busca y rechaza no solamente a la madre sino lo femenino,  por eso en el matrimonio ama y aborrece a la mujer, la necesita y la destruye.

Nadie fracasa tanto como el alcohólico en sus relaciones, se esfuerza en ser egocéntrico y caprichoso, pero es incapaz de ser realmente egoísta, porque si pudiera amarse a sí mismo, sería también capaz de superar su egoísmo para amar a los demás, su imposibilidad, su impotencia, está en que no es capaz de amar, ni de amarse.

Los alcohólicos son destructores; no son viciosos en el sentido de que se alegra en el vicio y en el placer insano, porque en realidad la conducta del alcohólico no está fundamentada en el principio del placer, sino en el principio de la destrucción. El alcohólico es sin duda, un ser autodestructivo.

El alcohólico cuando está bebiendo, todos los días se entrena en arrancarse un poco de vida, por lo tanto no es difícil que sin proponérselo se escape de ella para siempre.

Clavados por la culpa y por el pensamiento mágico,  entre el remordimiento y la fantasía, los alcohólicos se alejan de la vida y celebran compulsivamente el rito de la destrucción que los aproxima a la muerte.

Persiguiendo sueños de amor y presos de horrendos delirios, van transitando ante nosotros como espectadores de su propio y amargo espectáculo…

No te creo...

“No te creo porque, con todo lo que dices, pareces mi peor enemigo; incluso me das miedo, me aterrorizas, porque sabes cómo hacerme sentir mal, inferior, torpe, descalabrado, indefenso, necesitado de ayuda, o de prestigio, o de poder, o de cualquier otra cosa que me vendes, que me hace salir frenéticamente a buscarla o que me hace esconder en el rincón de la cama”.

Querido intelecto: no te creo cuando incesantemente me dices que no me quiero, que algo me falta, que son demasiadas cosas las que no admiro de mí y que me falta tanto por lograr.
Cuando me despiertas en la madrugada con todo el repaso de cosas que no hice bien, con la cantaleta de los errores que cometí y con todos los obstáculos que truncan mi camino. No te creo cada vez que haces una lista de comparaciones cuando estoy con mi colega de trabajo, con mi vecino o con mi mejor amigo; cuando no me dejas disfrutar de los momentos con los seres que más quiero porque en vez de estar con ellos estás procesando los pendientes de la semana y recorriendo millones de veces el futuro que planeas que será bueno para mí y para mi familia, que, por cierto, viste en una revista.

No te creo porque cuando platico con los demás me doy cuenta de que sus informaciones son muy parecidas a esas repeticiones incansables que me tienen tenso todo el tiempo.

No te creo cuando me llevas tantas horas, a veces días, a los pasajes del pasado y cuando me doy cuenta muchísimas cosas han transcurrido en el hoy, que me perdí como un zombie. No te creo porque a veces usas hasta las mismas frases de la televisión o de las reuniones que sigo escuchando sobre la vida, sobre el éxito, sobre la felicidad o sobre las maneras de vivir.

No te creo porque, con todo lo que dices, pareces mi peor enemigo; incluso me das miedo, me aterrorizas, porque sabes cómo hacerme sentir mal, inferior, torpe, descalabrado, indefenso, necesitado de ayuda, o de prestigio, o de poder, o de cualquier otra cosa que me vendes, que me hace salir frenéticamente a buscarla o que me hace esconder en el rincón de la cama.

No te quiero creer, porque me dices a diario que el mundo está de cabeza, que no valemos la pena como humanidad, y que cada día empeoramos.

No te creo porque tus mejores amigos son los noticiarios, y los programas amarillistas que propagan las tragedias y las vuelven una carnicería para el morbo.

No te creo porque estás totalmente aliado con el dinero, como si éste fuera un ser aislado de Dios y le das un poder solitario a un cascarón vacío, y te olvidas, muy a menudo te olvidas, que la fuente de todo, incluso de ese dios falso, es un amor supremo que no alcanzas a comprender.

No te creo porque quieres analizar al arte, cuando éste tiene todas las claves para hacer vibrar a mi alma sin cuestionamiento alguno y cuando te doy cabida, echas todo a perder.

No te creo porque cuando mi madre o mi padre me ven con sus ojos cansados buscando en los míos la luz que los aliente a morir tranquilos sabiendo que su linaje sigue adelante con toda su fuerza, tú te metes y me robas el momento de un suspiro sincrónico en el que un universo se crea cuando dos corazones se conectan. Así que, intelecto: no te creo, no quiero creerte.

Antonio Esquina, mayo 2015

Una reflexión sobre la Reflexión...

25 de MARZO.- UN CORAZÓN LLENO DE GRATITUD

Me esfuerzo por aferrarme a la verdad de que un corazón lleno y agradecido no puede abrigar grandes presunciones. Rebosante de gratitud, el corazón tiene que latir con un amor que fluye hacia todo lo que nos rodea, la emoción más elevada que jamás podamos experimentar.

— COMO LO VE BILL, p. 37

Yo creo que nosotros en Alcohólicos Anónimos somos afortunados por el hecho de que constantemente se nos recuerda la necesidad de estar agradecidos y de cuán importante es la gratitud para nuestra sobriedad. Yo estoy verdaderamente agradecido por la sobriedad que Dios me ha dado por medio del programa de A.A. y me agrada poder devolver lo que libremente se me dio. Estoy agradecido no solamente por la sobriedad, sino por la calidad de vida que me ha traído mi sobriedad. Dios ha tenido la bondad de darme días sobrios y una vida dotada de paz y satisfacción, así como la capacidad de dar y recibir amor, y la oportunidad de servir a otros — en nuestra Asociación, en mi familia y en mi comunidad. Por todo esto, yo tengo “un corazón lleno de gratitud”.

martes, 24 de marzo de 2020

La ansiedad...

¡HOLA! SOY LA ANSIEDAD

Soy la ansiedad, no te asustes… vengo en son de paz, por cierto, ¿por qué te asustas tanto ante mi presencia?

Digo, sé que te sientes horrible cada vez que aparezco, que te desesperas y quisieras mandarme a volar, sé que si pudieras… me matarías, sobre todo porque crees que yo soy la que te quiere matar o hacer daño, pero créeme, si no te he matado, no lo voy a hacer.

No estoy aquí para hacerte daño, mucho menos para volverte loco, creo que ya te lo he demostrado cada vez que llego a tu cuerpo, hago un relajo y te asusto, pero al final del día… no te he matado, no te has vuelto loco.

Si pudiera, lo haría, pero esa no es mi idea.

La verdad es que aparezco y te hago sentir todo eso porque no había logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por ti, estabas tan ocupado tratando de ser exitoso, productivo y de demostrarle a los demás que eres digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.

¿Recuerdas esa vez que te dio un dolor de cabeza? ¿O cuando tuviste insomnio por más de 2 horas? ¿O qué tal esa vez que sin razón aparente te soltaste a llorar?

Bueno, pues todas esas veces era yo tratando de que me escucharas, pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de vida, seguiste con tu misma manera de pensar… Entonces intenté algo más fuerte, hice que te temblara el ojo, que se te taparan los oídos y que te sudaran las manos… pero tampoco me quisiste escuchar.

Aunque acá entre nos, los dos sabemos que sentías mi presencia, es por eso que cuando te quedabas tranquilo… o era momento de estar sólo contigo mismo, en soledad… te empezabas a poner nervioso, como si algo te impidiera quedarte quieto.

Te desesperabas, porque “no entendías” con tu mente racional lo que estaba pasando, y claro, con tu mente racional no me ibas a entender.

Así es que por eso me he rendido y decidí escribirte.

Y te felicito si estás leyendo lo que te digo, porque significa que ya tienes el valor de escucharme, y créeme, nadie mejor que yo sabe de tu gran habilidad para evitarme y salir corriendo, huyendo de mí como huirías del monstruo en el bosque oscuro.

Como esas veces que me evitas y te distraes embobándote horas con la televisión, viviendo las vidas de otras personas que ni conoces para no enfrentar que la tuya no te gusta.

O qué tal, de esas veces que con un par de cubitas lograbas adormecer tus nervios e inquietud; y ni qué decir de esas otras substancias que más allá de adormecerte, te fugan de esta realidad que no quieres enfrentar.

Pero bueno, espero que ahora estés listo y lista para enfrentar tu realidad y escucharme por fin. Espero que estés listo y lista para enfrentar la verdad de tu vida y de ti mismo tal y como es, sin máscaras, sin atajos… sin pretensiones. Así es que aquí te van las cosas como son.
Lo único que llevo tratándote de decir todo este tiempo, es que… ya es tiempo de evolucionar, necesitas hacerlo, no hay de otra.

Necesitas crear cambios muy profundos dentro de ti, pues por alguna razón, en realidad no estás disfrutando de tu vida y no te sientes pleno. Por eso yo estoy aquí, para ayudarte a recuperar esa plenitud que vive dentro de ti, y para lograrlo, tendrás que deshacerte de lo que te impide contactarla.
Estoy aquí para ayudarte a ver precisamente qué te impide contactar con tu sentido de vida, con tu pasión por vivir, con tu alegría y con tu verdadero ser que es tu esencia. Cada vez que yo aparezca en tu vida, será porque tú mismo no te has dado cuenta que no estás siendo pleno y feliz, así es que si vuelvo a aparecer, no te asustes… mejor agradéceme que llegué y escúchame.

Y si realmente me escuchas, no tardarás en hacer los cambios que necesitas hacer en tu vida, los harás de inmediato, claro, eso si realmente quieres sentirte bien de nuevo, todo depende de qué tanto quieras. Y sé que sí quieres, pero a la vez sé que quieres seguir en tu confort y en tu comodidad por vivir con “lo conocido”, aunque eso conocido te haga daño.

Prefieres seguir buscando la aprobación y aceptación de los demás, haciendo hasta lo imposible por llamar su atención; buscando seguridad en otras personas menos en ti; prefieres que los demás sean responsables de tu persona que tú mismo, y claro, te entiendo, todos quisiéramos regresar a la panza de nuestra mamá y despreocuparnos de todo.

Pero… te tengo una noticia, solamente entrando a un temazcal podrás acercarte a esa experiencia. Mientras tanto… necesitas asumir que eres responsable de ti y que solamente tú me podrás escuchar, y cuando me escuches y yo vea que ya me hiciste caso, créeme que me iré. Solamente tú puedes hacer que me vaya.

Y eso es algo muy importante que te quiero decir, en verdad me iré en cuanto vea que estás haciendo esos cambios en tu vida, cuando vea que estás en camino a tu evolución y que estás dispuesto a crecer y recuperarte a ti mismo. Mientras no lo hagas… aquí seguiré.

En conclusión, si hoy estoy aquí, es porque me necesitas.

Necesitas de mi para modificar tu manera de interpretar tu realidad, la cual dejame decirte que está un poco distorsionada. Necesitas deshacerte de creencias que no te ayudan y que nada más te limitan; necesitas perdonar todo ese enojo que guardas a tus seres queridos y recuperar tu libertad interior.
Y sobre todo, necesitas de mí para hacer lo que te gusta de la vida, para ser tú mismo, y perder el miedo al rechazo o abandono de los demás.

Necesitas de mí para ponerle límites a las personas que te lastiman; para que te agarres de valor y aprendas a decir que “no”; para que dejes de mendigar amor con quien no te merece; para que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que de una vez por todas… ¡cuides tu cuerpo!

¿De qué otra manera le habrías puesto atención a tu cuerpo? Digo, probablemente de muchas maneras, pero ésta está funcionando. Necesitas darle el alimento que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz que sude y que se mueva, ten tus hormonas al día y duerme las horas que necesitas.

¿Por qué te explotas? ¿Por qué te exiges tanto? No entiendo porqué lo haces… si lo tienes todo, lo eres todo, tienes toda la capacidad que necesitas para crear tu propia realidad, pero te tratas como tu propio esclavo, eres demasiado severo contigo mismo… y estoy aquí para pedirte que simplemente dejes de hacerlo.

Así es que ya sabes… si realmente quieres que me vaya, toma el timón de ti mismo, pregúntate qué has hecho que te ha sacado de tu equilibrio interior. Pregúntate realmente cómo quieres vivir y lucha por esa vida, es tu vida, y solamente tú puedes decidir sobre ella… si a los demás no les parece, es porque los estás retando y tarde o temprano te seguirán, y si no… tendrán otra oportunidad, dales chance.

El único control que puedes tomar es el de ti mismo, pero para recuperarlo, tendrás que aceptar que lo has perdido, y que dejes que yo me exprese, que salga a decirte con todos esos síntomas tan horribles que me inventé para decirte algo muy claro, pero si me reprimes y te distraes cada vez que llego… no podré hablarte y vendré más fuerte.

Así es que la próxima vez que me sientas llegar, haz un alto, cierra los ojos… déjate sentir todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente racional por un momento, déjate llevar… y entiéndeme. Después, empieza el cambio en tu vida con acciones claras y específicas, y en menos de que te des cuenta, me iré.

Espero no tener que llegar muchas veces más en tu vida, pero si lo hago… recuerda que no quiero lastimarte, quiero ayudarte a que recuperes tu propio camino de evolución, el camino que si lo tomas, te hará mucho muy feliz.

Y ya para terminar, ojalá que puedas verme como lo que soy: tu esencia.
Soy tú mismo gritándote con desesperación que me escuches por favor. Así es que hola, yo soy tú, hablándote desde el fondo de tu corazón, desesperado tocándolo para que me pongas atención, lo que sientes no es taquicardia, soy yo, tu esencia, que quiere salir de ahí.

Con cariño, tu esencia disfrazada de ansiedad.

                                 ® Escrito por Psico. Fabiola Cuevas para Desansiedad

domingo, 22 de marzo de 2020

La soledad. De estar solo a sentirse solo.


LA SOLEDAD.
DE ESTAR SOLO A SENTIRSE SOLO.
Tomado de nuestro libro "Llegamos a creer"

"¡Estoy solo! ¡Estoy solo!" es el grito de todo alcohólico que está bebiendo sobre la faz de la tierra en un solitario cuarto, - en un bar repleto de gente, en el centro de una reunión familiar, en una calle en medio de una multitud. Entonces, en contradicción, la gente actuaba sobre nuestros nervios y nos alejábamos para "huir de todo eso". Por esto tampoco funcionaba; no podíamos sobrellevar por mucho tiempo la carga de nuestros pensamientos sombríos.
Difícilmente tratábamos fuertemente de eliminar nuestra soledad con la botella, y por poco tiempo lo lográbamos, pero no mucho. Cuando golpeábamos contra el fondo y nos dimos cuenta de que no podíamos seguir tal como íbamos, por La Gracia de Dios nos encontramos metidos dentro de una insoportable soledad, separados de todo y de todos. Aislados así, fuimos capaces de mirar a nuestras vidas, a nuestros problemas y a lo desesperado de nuestra situación. Únicamente así podríamos hacer preguntas y dar respuestas y hacer decisiones. Ahora sí podíamos hacer una decisión de hacer algo acerca de nuestra bebida y los problemas con la vida.
Hay dos maneras en las que el hombre está solo. En nuestro lenguaje, "estar solo" expresa el dolor de sentirse solo. "Estar a solas" expresa la gloria de sentirse a solas.
¿Qué nos sucedió dentro de A.A. que nos hizo posible, no solamente sobrellevar, sino disfrutar momentos de soledad? ¿Qué cambió nuestro sentirnos solos a sentirnos a solas?
El amor y la comprensión que encontramos dentro de A.A. son una cortina protectora entre nosotros mismos y la dolorosa soledad de nuestros días de bebedores. Las primeras semanas, algunos de nosotros empleamos la mayor parte de nuestro tiempo en un club de A.A. en las Oficinas de A.A. hablando con otros. Luego se hace evidente que tenemos que ir a trabajar y de alguna manera afrontar las demandas y responsabilidades de nuestro diario vivir; tenemos miedo. ¿Nos golpeará otra vez la vieja soledad cuando estemos lejos de la presencia física de otros miembros de A.A.?
Más tarde o más temprano, practicando los principios de los Doce Pasos, encontramos dentro de A.A. nosotros mismos una cosa muy valiosa, algo interior, y es que podemos estar tranquilos ya sea que estemos en casa sin nadie más, o en cualquier lugar al que la vida nos lleve.
Los miembros de A.A. no somos inválidos emocionales que necesitamos que alguien nos coja de la mano a cada momento del día o de la noche para evitarnos una caída. Crecemos con la ayuda de Dios, tal como lo entendemos, con la ayuda de la fraternidad, del Grupo y aplicando los Doce Pasos en nuestras vidas.
Conforme transcurren las semanas de sobriedad, podemos disfrutar y atesorar los pocos momentos de soledad que somos capaces de encontrar entre la agitación y presiones de la vida de hoy en día. Cuando dejamos de tenerle miedo a la soledad y comenzamos a apreciarla y usarla como beneficio, hemos avanzado un gran trecho. Nos damos cuenta de que un poco de tiempo para estar a solas es necesario para pensar en intentar trabajar alguno de los Pasos. En la soledad hacemos nuestros inventarios. En la soledad, admitimos ante nosotros mismo la naturaleza exacta de nuestras fallas. En la soledad, nuestros espíritus buscan esa Fuerza Superior que la nuestra; en la soledad, buscamos por medio de la oración y la meditación estar conscientes de la voluntad de Dios para nosotros.
La soledad puede ser vista y sentida en muchas maneras: en el silencio de la naturaleza, leyendo poesías, escuchando música, mirando pinturas, y en la meditación. Estamos solos, pero no nos sentimos solos. Sin embargo, estas experiencias no pueden contestar todas las preguntas de nuestras mentes. Así es que regresamos al mundo del hombre.
Algunos de nosotros ansiamos volvernos creativos en alguna esfera de la vida, pero no podemos llegar a serlo o permanecer creativos sin la soledad. Una hora de soledad consciente enriquecerá nuestra creatividad mucho más que horas de intentar aprender el proceso de la creación.
Estar a solas no es fácil; algunas veces lo logramos sin más que permanecer en silencio, dejando que nuestras almas suspiren con alivio, sin palabras, hacia Dios. Esto lo podemos hacer aún en un día lleno de trabajo y en un cuarto lleno de gente y aún bajo las más difíciles circunstancias externas. Nadie puede quitarnos estos momentos. El centro de nuestro ser, la parte más interna del yo que es el asiento de nuestra soledad, es elevado hasta el centro Divino e integrado en El. Únicamente en un movimiento que nos levante primero hacia Dios y luego regresemos de El a otra persona, podemos encontrar comunión con los demás.
Aún el amor renace en la soledad, porque solamente en la soledad pueden aquellos que están solos llegar hasta aquellos de los que están separados. Una hora de soledad puede llevarnos más cerca de aquellos que amamos que muchas horas de comunicación. Podemos llevarlos con nosotros a las "colinas de la eternidad".
Houston, Texas.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Libro "Las Variedades de la Experiencia Religiosa" del Williams James

Las ideas de William James fueron estudiadas por Bill W. y sin duda fueron fuente de inspiración para la gestación del concepto de espiritualidad que hoy tenemos en el programa. Estos conceptos se encuentran descritos en el libro "LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA".

Sin que el mismo sea parte de nuestra literatura oficial y para satisfacer el posible interés que pudiera despertar es que se incluye en el Blog.

Para abrirlo o descargarlo hacer clic en el siguiente vínculo:

Las Variedades de la Experiencia Religiosa
por Williams James


martes, 17 de marzo de 2020

Herramientas para atender la turbulencia...

Ante la incertidumbre nos conviene regresar a lo fundamental... a lo que sabemos nos hace bien.

Derivado de los acuerdos en la junta de trabajo del día de hoy retomaremos el blog buscando tener una junta en línea cada día y dejando materiales (audios y lecturas) que puedan ayudarnos a mantener el enfoque en nuestro programa.

Como primera aportación va de nueva cuenta un link a la sesión del taller del sábado 23 de noviembre de 2019 sobre el paso 11, en el que Lucy nos aportó un documento y un audio sobre como practicar la oración y la meditación.

En seguida encontrarán los link's.

Gracias a Lucy por sus aportaciones.

Para acceder el Texto Oración y Meditación (clic aquí)

Para acceder al Audio Oración y Meditación (clic aquí)